FRANCISCO GUERRERO "EL CHALEQUERO"



Entre 1880 y 1888 este hombre mató a 20 prostitutas. Las crónicas de la época lo describen como un hombre que, a pesar de ser casi analfabeto, actuaba de manera muy educada con las mujeres para ganar su confianza. Pero en realidad era "un ser pendenciero, vil, ególatra y manipulador". El mote de El Chalequero provino de su estilo de vestir, pues dicen que solía llevar pantalones entallados, fajas y un chaleco. La policía lo detuvo el 13 de febrero de 1888, tras ser denunciado por los vecinos de una de sus víctimas.
Las autoridades no pudieron comprobar su resposabilidad en el resto de los asesinatos, pero uno bastó para que fuera condenado a muerte. Sin embargo, el entonces presidente Porfirio Díaz revocó su sentencia y ordenó una pena de 20 años de prisión en San Juan de Ulúa, Veracruz, de donde fue liberado por error en 1904. Al salir de la cárcel tuvo una última víctima, Antonia, una mujer de edad avanzada a quien violó, golpeó y degolló. Su detención se atribuye a un reportero que investigó el caso y comparó el asesinato con los ocurrido años atrás. Volvió a la cárcel en 1908. Esta vez a Lecumberri, donde fue sentenciado a muerte en 1910 a los 70 años. Carlos Roumagnac, uno de los primeros criminólogos mexicanos, concluyó que el también llamado "Degollador del río Consulado" (porque allí encontraron a la anciana asesinada) era un criminal nato a quien describió como "un degenerado inmoral violento".


Poseía una muy marcada personalidad psicopatica pues carecía de empatia, no sentía culpa, tenía un estilo de vida parasitario, cosificaba a las personas a su alrededor, tenía una autoestima inflada, sufría de ataques súbitos de ira, era manipulador y promiscuo; pese a ello era una persona carismática (de ahí sus muchas amantes).​ En su época no se prestó atención a su diagnóstico pero su comportamiento y personalidad concuerdan con los de un transtorno erratico de la personalidad ( personalidad antisocial y/o personalidad narcisista). Lo describían como tranquilo y callado, ponía demasiado cuidado en su cuidado personal.
Veía al sexo femenino como un simple satisfactor sexual desechable. Sus crímenes estaban marcados por una crueldad desmesurada con marcados tintes sexuales,- eran de odio. Violaba a sus víctimas para poder demostrar la supuesta "superioridad y poder" que creía tener sobre las mujeres. Todas sus víctimas (exceptuando la última) fueron prostitutas pero, a diferencia de lo que se llegó a creer, no las mataba por el hecho de serlo, sino porque ellas eran más vulnerables (prueba de ello fue que su última víctima no se dedicaba a esta práctica, sin embargo, también pertenecía a un sector poblacional vulnerable: la tercera edad).Según él las mujeres le debían una total fidelidad a sus maridos, el adulterio tendría que ser castigado con la muerte, consideraba especialmente pecaminosa la labor de una trabajadora sexual ya que no guardaban fidelidad hacia ningún hombre.
Es fácil intuir que su transtorno de personalidad y su misoginia, fue producto de un rechazo maternal durante la infancia, que degeneró en un complejo de edipo no superado. Muy probablemente no conoció una imagen paterna o ésta representó el patrón de la violencia contra las mujeres (un padre golpeador). Pertenecía a un estrato social bajo y era prácticamente analfabeto. proyectaba en sus víctimas la imagen de su madre.

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